La importancia de la interacción de las políticas para la competitividad territorial: el clúster y el ecosistema financiero

Son muchas las cuestiones que entran en juego cuando analizamos la competitividad de un territorio. Nuestra experiencia en Orkestra nos dice que los marcos de análisis deben ser cada vez más sofisticados de manera que permitan entender las múltiples interacciones que se dan entre la investigación y las políticas para el impulso de la competitividad. Un ejemplo reciente de esto es la confluencia de dos líneas de investigación en las que hemos estado trabajando durante los últimos años con diferentes agentes del País Vasco: los clústeres y los ecosistemas financieros territoriales.

La línea de investigación sobre clústeres y la política clúster, impulsada en colaboración con SPRI (la Agencia Vasca de Desarrollo Empresarial), ha sido una piedra angular de la investigación de Orkestra desde los inicios del Instituto. Una de las principales cuestiones de investigación es analizar cómo cambian con el tiempo las fronteras de actividad entre los clústeres en el País Vasco, y cómo se evalúa el rol que desempeñan las organizaciones dinamizadores clúster (ODC). Estas organizaciones juegan un rol importante tanto para impulsar dinámicas colaborativas que mejoran la competitividad de sus socios como para brindar un puente eficaz con los responsables de las políticas (un ejemplo de ello fueron las positivas dinámicas generadas durante la pandemia de la COVID).

La línea de investigación sobre el ecosistema financiero e inversor, que se está desarrollando en colaboración con el Instituto Vasco de Finanzas, genera conocimiento sobre cómo un territorio puede fomentar mecanismos de financiación diversificados y sofisticados, que apoyen el crecimiento y el arraigo de las empresas, con especial atención de las pymes (un ejemplo de ello es el análisis diagnostico orígenes, situación actual y retos del ecosistema financiero de Euskadi).

En el último año han interactuado estas dos líneas de investigación con el objetivo de responder a dos retos de actualidad para País Vasco:

•  ¿Cómo se puede fortalecer la competitividad de las empresas dentro del ecosistema financiero e inversor de Euskadi?
• ¿Cómo se pueden cubrir las necesidades de financiación e inversión del tejido económico del País Vasco en su proceso de transformación (que a su vez está afrontando importantes retos relacionados con la transición digital y ecológica) sin perder su arraigo en el territorio?

Siendo el País Vasco una región que ha desarrollado una exitosa política de clústeres, que hoy en día engloba a 16 ODC en sectores clave de la economía, cabe pensar que parte de la solución para abordar los retos anteriormente citados podría ser la creación de una ODC en el ámbito financiero e inversor.

Con este escenario de fondo, durante el último año hemos estado trabajando en las bases para establecer una nueva iniciativa de clúster financiero e inversor. Nuestros compañeros de viaje han sido SPRI, el IVF y un centenar de empresas y entidades del sector financiero. Este proceso se ha desarrollado en tres fases:

(1) Una fase de investigación para comprender la complejidad de los retos subyacentes, caracterizar y evaluar el peso relativo de los servicios financieros y las actividades de inversión presentes en el País Vasco, y para aprender de la reducida gama de experiencias e investigaciones internacionales sobre política clúster relacionada con los servicios financieros.

(2) Una fase exploratoria basada en un proceso de dinamización abierta dirigida a los actores del ecosistema financiero e inversor del País Vasco. Esta fase ha consistido en una serie de seminarios y talleres donde han podido reflexionar sobre el origen de los clústeres y la razón de ser de las ODC, y en la identificación de los retos y oportunidades comunes que podrían constituir la base de una iniciativa en colaboración.

(3) Una fase de acción liderada por un grupo de 18 actores que mostraron su interés en desempeñar el papel de "promotores" de la nueva iniciativa clúster, en representación de las casi 100 organizaciones que habían participado en la segunda fase de exploración, y que habían expresado su deseo de participar en la iniciativa en colaboración.

El resultado más tangible de este proceso es la creación de una nueva organización clúster, BasqueFIK, cuya presentación pública tuvo lugar el pasado viernes 15 de marzo, aproximadamente un año después del inicio del proceso. Si bien el futuro de esta organización es un libro en blanco aún por escribir, ya son muchos los aprendizajes que se pueden extraer del proceso. Estas enseñanzas van, desde lo más concreto, como definir qué estructura ha de tener un clúster de finanzas e inversiones en la práctica, o la priorización de los retos del sector consensuados por una multitud de actores con conocimiento del clúster, hasta las menos tangibles, relacionadas con el propio proceso de construcción de la iniciativa y su evolución, que implica la colaboración de una diversa gama de actores de diferentes esferas del ámbito político dentro del Gobierno.

De cara al futuro será especialmente importante valorar la contribución de esta nueva organización a los dos retos que han propiciado su creación: fortalecer la competitividad de sus miembros y cubrir las necesidades de financiación e inversión del tejido económico del territorio. Cualquier contribución que se dé dependerá también de la interacción entre BasqueFIK y las políticas públicas establecidas en el ámbito clúster y financiero del País Vasco. Desde el punto de vista de la investigación, esto pone de relieve la necesidad de seguir desarrollando una comprensión sofisticada para entender cómo interactúan los diferentes ámbitos de política para promover la competitividad territorial.